SENZA CENSURA N.24
Italy, november '07 - february '08
El sumario 18/98, espera de una condena adelantada
Teresa Toda, procesada en el sumario 18/98
En similar línea represiva, siguen a la espera de sentencia las 52 personas juzgadas en el conocido sumario 18/98, en una vista oral que se prolongó durante 16 meses (de noviembre de 2005 a marzo de 2007). Durante ese tiempo, estas personas tuvieron que desplazarse semanalmente a la Audiencia Nacional en Madrid durante tres días, a una distancia media de 450 kilómetros de sus domicilios habituales, con todo lo que eso supone para la vida laboral, familiar, etc. Dado que el sumario consta de cinco piezas o partes no conectadas entre sí, era factible que sólo hubiera que estar presente en las sesiones directamente relacionadas con cada persona y nada más. Sin embargo, el tribunal impuso la asistencia obligatoria de todas las procesadas y procesados a todas y cada una de las sesiones del juicio.
Las personas procesadas no esperan justicia de un tribunal que forma parte de una instancia judicial excepcional, la Audiencia Nacional, especializada en sumarios de carácter netamente político y relacionados con el conflicto vasco. Lo que sí esperan, y para ello trabajan, es que la solidaridad y el apoyo recogidos en este tiempo en Euskal Herria denunciando éste y otros sumarios similares se materialice en acciones concretas cuando la sentencia se dé a conocer, gritando un “ya basta” colectivo ante esta sentencia y los restantes procesos que están por venir.
Más allá de las condenas que se impongan, que serán sin duda graves, es el contenido de la sentencia a lo que hay que mirar, porque vendrá a ratificar los serios recortes de libertades y derechos civiles y políticos que el sumario 18/98 ha supuesto ya. Se dará un paso más en la utilización de los tribunales por parte del Gobierno español para conseguir réditos políticos y se ahondará en la negación del derecho de reunión, de crear empresas pequeñas en apoyo de proyectos populares, de contribuir de distintas formas a la construcción nacional, de informar libremente, de libertad de expresión…
Así pues, las y los procesados en el 18/98 plantean dar pasos en Euskal Herria para pasar de lo que han sido palabras y expresiones de solidaridad a hechos más concretos, como por ejemplo, movilizaciones contra la sentencia o actitudes de no colaborar políticamente con los partidos españoles con presencia en Euskal Herria que defienden e imponen esos recortes de derechos, caso del PSOE especialmente. Eso sería un importante paso para frenar las agresiones que se están produciendo desde los tribunales, impulsadas por objetivos políticos.
Todo ello contribuiría, según este análisis de las personas procesadas, a acercar un marco democrático para Euskal Herria, donde todos los derechos civiles y políticos estuvieran plenamente en vigor para todas las personas. En este sentido, los portavoces del colectivo han señalado una y otra vez que “los derechos no tienen nombre ni apellidos ni cargos; se respetan para todo el mundo o no son derechos”.
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